martes, 29 de junio de 2010

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Recuerdas aquel frió invierno
Que no paro de nevar
Encerrados en aquel viejo cuarto
Tus lágrimas se comenzaron a helar.

La noche nos fue cayendo
Con toda su inmensidad
La pena se fue mezclando con el llanto
Mis miedos enfrentados a la verdad.

Y tú mirada callada
Me gritaba: ¡Nuca más!

Volví a despertar
Y sentí tu frió a mi lado
Como una caricia
Que te arrastra a una paz letal.

Luego la escarcha recubrió mi piel
Mis gélidos latidos
Me llevan a morir de sed.

Es este frió en tus labios
Que enciende hasta la oscuridad
Cuando se posan sobre los míos.
Mostrándome el abismo de la fragilidad.

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